Lavado de pies: 12 delincuentes o 12 apóstoles


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El Papa Francisco irá a la prisión romana de Regina Coeli el Jueves Santo y lavará los pies a doce prisioneros. El Vaticano nos informa que Bergoglio, el 29 de marzo a las 4 p.m., visitará la prisión romana para la celebración de la Misa en Coena Domini.

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María Ferraz

Ya es habitual en Bergoglio denigrar el Sacramento del Orden Sacerdotal año tras año mediante el lavatorio de los pies equivocados en el día de Jueves Santo, día asociado íntimamente a la institución de la Eucaristía y al Sacerdocio, es decir, a aquello y aquellos que nos permiten reforzar la vida de nuestra alma y conseguir la salvación eterna: la Sagrada Comunión y los que la confeccionan: los amados sacerdotes de la Iglesia.

Las imágenes y símbolos marcan a fuego todo el pensamiento que se quiere transmitir, y esta sustitución que opera Bergoglio en el lavado de los pies, mostrando al mundo entero que él, representando a Cristo, no lava, es decir, no prepara espiritualmente a los que van a ser constituidos sacerdotes como lo hizo Él (y que hoy son representados por católicos fieles en dicha ceremonia), sino a unos que ni siquiera creen en Jesucristo -pues la mayor parte de reclusos son inmigrantes musulmanes- es maligna y provoca asombro y confusión.

Con este acto adulterador se quiere poner de relieve una humillación de Cristo -que no ocurrió, porque ese día Él iba a darnos su regalo más sublime- ante unos delincuentes comunes, quizá criminales, lo que no pasa de ser un símbolo equívoco pues no evoca ningún gesto sacramental divino sino un buenismo hacia los inmigrantes, a los que tampoco se pretende convertir a la fe verdadera. Acto mimetizado con aquellos a los que los políticos izquierdistas o liberales nos tienen acostumbrados, para sembrar Europa con otra civilización incompatible y enemiga.

Un nuevo signo de sustitución antropocéntrica y de supremacía de los derechos humanos sobre los divinos que va jalonando este desastroso pontificado, y que grita al mundo quiénes son aquellos ante los cuales Bergoglio se arrodilla.