Fco. ha hablado y siguen las dudas



Acta

El Papa ha hablado. Pero las dudas no han desaparecido, ni tampoco el cardenal Caffarra

Por Sandro Magister

Tanto una cosa como la otra han sucedido casi en el mismo día. Por un lado, la publicación en los "Acta Apostolicae Sedis" de la que se presenta como la interpretación oficial y definitiva del controvertido capítulo octavo de "Amoris laetitia", a favor de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar. Por otro lado, la publicación de un libro con homilías y textos de Carlo Caffarra, uno de los cuatro cardenales que han sometido al papa Francisco sus muy serios "dubia" precisamente sobre ese capítulo.
De la primera de estas dos publicaciones se tuvo noticias en los primeros días de diciembre, con la publicación de la tipografía del nuevo volumen de los "Acta" oficiales de Santa Sede. Pero la decisión de imprimir la carta en la que el Papa aprueba los criterios adoptados por los obispos de la Región de Buenos Aires para la aplicación del capítulo octavo de "Amoris laetitia" se remonta a seis meses antes, al 5 de junio.
Fue ese, efectivamente, el día en el que Francisco dio órdenes al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, para proceder a la publicación oficial de ambos documentos - la carta del Papa y el texto de los obispos argentinos -, "velut Magisterium authenticum", como magisterio auténtico.
Es lo que se lee, en latín, en la parte inferior de los documentos, en la página 1074 de los "Acta Apostolicae Sedis", An. et vol. CVIII, n. 10:
RESCRIPTUM "EX AUDIENTIA SS.MI"
Summus Pontifex decernit ut duo Documenta quae praecedunt edantur per publicationem in situ electronico Vaticano et in "Actis Apostolicae Sedis", velut Magisterium authenticum.
Ex Aedibus Vaticanis, die V mensis Iunii anno MMXVII
Petrus Card. Parolin
Secretarius Status
Los dos documentos han sido publicados en español, su idioma original, en primer lugar la carta del papa Francisco con el título y la calificación de "Epistula Apostolica", seguida por el texto de los obispos argentinos presentado como "Additum ad Epistulam", es decir, como adjunto a la carta papal.
Con esto pareció entonces que Francisco quiso diluir de una vez por todas las ambigüedades de "Amoris laetitia", eliminando toda duda respecto a su voluntad que en ciertas condiciones los divorciados que se han vuelto a casar puedan acceder a la comunión eucarística, aunque continúen conviviendo "more uxorio". En efecto, escribe en la carta que el texto de los obispos argentinos "explicita cabalmente el sentido del capítulo VIII de 'Amoris laetitia'. No hay otras interpretaciones".
Pero esta última frase plantea algunas dudas. Si la de los obispos de la Región de Buenos Aires es realmente la única interpretación admitida por el Papa, ¿entonces que finalidad tienen las afirmaciones solemnes escritas siempre por el Papa al comienzo de "Amoris laetitia", según las cuales es justo que "subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella", por las que "en cada país o región se pueden buscar soluciones inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos locales"?
¿Qué finalidad tendrían, por ejemplo, interpretaciones más restrictivas, como la de los obispos polacos o la del arzobispo de Filadelfia (Estados Unidos), Charles Chaput? ¿O, por el contrario, interpretaciones más estimulantes, como la de los obispos alemanes o la del todavía más temerario obispo de San Diego (Estados Unidos), Robert McElroy? ¿Todas deberían circunscribirse a los criterios fijados por los obispos argentinos, porque, justamente, "no hay otras interpretaciones"?
¿Pero también en Argentina, quizás no ha ido mas allá de los criterios prudenciales fijados por sus hermanos obispos de la Región de Buenos Aires el obispo de Reconquista, Ángel José Macín, cuando festejo publica y colectivamente en la catedral el retorno a la comunión de treinta parejas de divorciados que se han vuelto a casar y que siguen conviviendo "more uxorio" (con relaciones íntimas)?
Y más aún. No es para nada claro ni siquiera el significado de "magisterio auténtico" aplicado tanto a la "carta apostólica" del papa Francisco como a la carta adjunta. Ni se ve cómo puede conciliarse este acto de "magisterio" con el canon 915 del Código de Derecho Canónico, el cual prohíbe la comunión a los que "obstinadamente perseveran en un manifiesto pecado grave". En ambos puntos ha planteado dudas un canonista valioso como el estadounidense Edward Peters.
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Pero volviendo al 5 de junio, el día en el que Francisco ordenó la publicación de los dos documentos entre las actas oficiales de la Santa Sede, se puede advertir que en esa fecha el Papa tenía desde un mes atrás en su escritorio la cordial carta en la que el cardenal Caffarra le pedía una audiencia junto a los otros cardenales de los "dubia", que volvía a plantear sin modificación alguna.
Como se sabe, ni los "dubia" ni esta carta jamás tuvieron respuesta, ni se puede considerar como completamente tal la publicación en los "Acta Apostolicae Sedis" de esos documentos. El 6 de setiembre falleció Caffarra y también desde entonces el Papa se ha abstenido de cualquier señal de estima por él, ni siquiera el 1 de octubre, cuando fue en visita a Bolonia, la diócesis de la que el desaparecido cardenal fue arzobispo, desde el 2003 al 2015.