Satanás les ha prometido su “Paraíso"

Mensajes a un alma mística, sept 2016

Ven, (...)

Suscribe lo que te digo, hoy, ahora, en este mismo momento.

Los tiempos no están para mediocridades y, sin embargo, cuántos no han comprendido lo que se avecina al mundo, y mucho menos a Mi Iglesia, pues ya no será más la Madre de los hijos de Dios en la que podrán confiar para lavar sus culpas y crecer en santidad.




Por esto, ahora, ya es más difícil que nunca la salvación por aquellos que no admiten que un falso profeta se halle sentado en la Silla de Pedro, pues éste dicta normas contradictorias y opuestas a lo que ha venido siendo el Magisterio ordinario de la Iglesia y de Mi Palabra eterna e inmutable.
Y aún se creen, esos hijos engendrados por Satanás -el cual los ha convencido de actuar contra Dios- que tienen alguna esperanza de alcanzar la paz en la otra vida.

Yo os aseguro a vosotros que hacéis derramar la furia de la ira de Dios junto con la sangre de Mi Hijo inmolado por amor a vosotros, que no váis a ver la luz sino que unas densas tinieblas os envolverán por los siglos sin fin, ya que habéis elegido la perversión en lugar de la obediencia a los mandatos que os dio Dios en orden a vuestra salvación.

Pero poco les preocupa a estos ciegos, guias de ciegos, pues andan engañados respecto a lo que Satanás les ha prometido: su "Paraíso". Qué engaño tan cruel para conseguir su sumisión, alentado por el odio que él mismo y sus compinches Me tienen desde que arrojé Lucifer al Infierno. El y sus demonios no me han perdonado y su único alivio es conseguir que los hijos de Dios no alcancen el Cielo y al contrario, pasen toda la eternidad en su compañía torturándoles cada vez más ferozmente, sin tregua ni descanso.

(...) 

Ven conmigo y aprecia lo que te doy, es tuyo puesto que los dos no somos sino una sola cosa.

(...)

Ven conmigo y recorre de Mi mano las colinas del Paraíso. Son hermosas, más hermosas de lo que jamás hayas visto. 

(...) Acepta las cruces que te envío, son para hacerte más mía.

Ámame, 
Yo soy, 
tuyo,
tu Jesús