¡Por cada Comunión en la mano, habrá un responsable!

EXHORTACIONES Y ADVERTENCIAS DICTADAS A MARÍA SIMMA POR LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO

SOBRE LA COMUNION EN LA MANO Y EL AMOR A DIOS Y AL
PRÓJIMO

Rara vez se explica que el verdadero amor al prójimo solo puede nacer del amor a Dios.

Quien ama verdaderamente a Dios, por amor a Dios ama también a su prójimo. Aún si en ocasiones se debe reprender con dureza, esto proviene del amor de Dios. Deseamos recibir amor pero pocas veces pensamos en darlo. Amar a los demás partiendo del amor a Dios da los mejores frutos. De ahí brota la fuerza para realizar grandes sacrificios, porque al sacrificarse, el amor verdadero y bendito se manifiesta por sí mismo. Por ello, una frase para recordar: ¡El amor sin cruz está vacío; la cruz sin amor pesa demasiado! Pero quien desea enseñar el amor a Dios y el amor al prójimo debe él mismo amar mucho a Dios y a su prójimo. Las palabras convencen, pero los ejemplos enseñan lo esencial.

Debo decir con pesar que en la Iglesia hay muchos sacerdotes, de lo que nos quejamos con frecuencia, que predican muy bien acerca del amor al prójimo. ¡Ponen tanto énfasis! ¡Estaría muy bien, si lo cimentaran en el amor a Dios y si ellos mismos lo demostraran dando buen ejemplo! ¿Dónde está el amor a Dios y al prójimo cuando un sacerdote distribuye la Sagrada Comunión a los fieles mientras están de pie, y en su mano, a pesar de que muchos desearían arrodillarse, como debe ser ante la presencia de Dios Todopoderoso? ¡¿Y dónde está cuando pasan por alto a algunas personas que se arrodillan para recibir la Sagrada Comunión e incluso cuando en el día de su Primera Comunión se ordena a los niños que la reciban de pie y en la mano, mientras sus padres y abuelos sufren por ello?! Sí. ¿Dónde está todo ese amor a Dios y al prójimo? ¿Cuánto tiempo pasará para que comprendan qué ciegos están y cuánto se equivocan en lo que concierne al amor a Dios y al prójimo?
Usted misma, a través de sus propias experiencias, sabe precisamente que por recibir la Sagrada Comunión de pie y en la mano se generan muchos más conflictos, discordias y hasta peleas dentro de las familias de buen corazón. ¡Pensemos en serio sobre ello! ¿Esta aflicción y falta de respeto provienen de Dios o de Satanás? ¡Sí, recibir la Sagrada Comunión de pie y en la mano es obra de Satanás, y de esto existen muchas pruebas! Quien no pueda entenderlo ha sido tocado por la ceguera.

Otra excusa es que por amor al prójimo no deberíamos oponernos. ¡No! No debe hacerse por amor al prójimo algo que se opone al amor a Dios. No podemos darle más importancia al amor al prójimo hasta el punto de llevarnos a faltar a Dios. ¡El Papa también está en contra de la comunión en la mano y solicita el uso de la patena cuando recibimos la Sagrada Comunión! ¿Dónde está la obediencia? Muchos obispos acusan a otros por no seguir al Papa. Pero, ¿estos primeros lo obedecen? Cuando se trató el tema, los obispos norteamericanos dijeron al principio: "No permitimos la Comunión en la mano porque el Papa no lo desea". Si los demás se hubiesen conducido de igual manera, los frutos que la Iglesia hubiese producido serían muy distintos. ¿Por qué buscamos remover la paja del ojo ajeno si ni siquiera vemos la viga en nuestro propio ojo?

También escuchamos con frecuencia este razonamiento: "¡Sí, pero lo importante es la disposición interior!". Precisamente por esta razón hay que hacer desaparecer esta práctica porque no conduce a una buena disposición interior. También escuchamos: "¡Mientras no se permitía distribuir la Comunión en la mano nunca había dudado de la presencia de Jesús en la Sagrada Eucaristía! ¡Pero ahora las dudas surgen por todas partes!". Y hay teólogos que dicen: "Dejé el seminario porque mi conciencia no me permitía distribuir la Sagrada Comunión en la mano". Y otros afirman: "¡Ya no recibo la Sagrada Comunión porque se me recrimina no querer recibirla en la mano!". ¿Todo esto nos lleva a una buena disposición interna? ¡No! Lo importante es esta disposición, por eso evitemos la Comunión en la mano. Usted misma sabe que se oye decir con frecuencia: "¡Ya no siento la calidez de la Iglesia!”. 

Deberían buscar en profundidad la causa de esta afirmación y ver dónde se está fallando. Usted tiene toda la razón cuando dice: "Mientras no se prohíba en la Iglesia la distribución de la Comunión en la mano, no mejorará la falta de fe”. 

¡Cuántas buenas personas no se acercan a la Comunión porque se espera que la reciban en la mano y de pie o porque la distribuyen personas no consagradas, cuando no existe una razón válida para que así lo hagan! ¡Por cada Comunión que no se reciba en la boca, habrá un responsable! Únicamente en casos de gran necesidad un obispo puede permitir otra forma de comulgar que la tradicional. 

El que todo vaya más rápido no implica gran necesidad, y no es razón suficiente para permitir la comunión en la mano o distribuida por laicos. Los obispos deben considerar las situaciones con mayor seriedad para determinar cuándo existe o no una necesidad.

Debería reinstaurarse en los seminarios reglas estrictas, debería fomentarse el espíritu de penitencia y de un mayor sacrificio de oración. Entonces habría muchos más candidatos y muchos menos abandonos, y de este modo no sería necesario incorporar más laicos para que ayuden a distribuir la Sagrada Comunión. 

Sí, la disposición interior es importante. Satanás es un zorro astuto. ¿No se da cuenta de que esto es parte de la astucia del maligno enemigo? ¿Que por comulgar en la mano ocurren los sacrilegios más horrorosos y se roban y venden con mayor frecuencia Hostias consagradas para las llamadas misas negras, por grandes sumas de dinero? Sí, piense seriamente hasta qué profundidad hemos caído, hasta dónde hemos ido con esta modernización dentro de la Iglesia. 

¡Dios no permite que se lo modernice y tampoco los Diez Mandamientos permiten ser modernizados, porque rigen hoy de la misma manera que en la antigüedad! Que la educación sexual se enseñe fuera del colegio. ¡Eso es responsabilidad de los padres y no de los profesores! ¡Sí, hay que volver a ofrecer oraciones y volver a un espíritu de penitencia! ¡Solo así puede mejorar la fe! Mientras no se prohíba rotundamente la Comunión en la mano y de pie en la Iglesia católica, los fieles no tendrán una fe más profunda, porque la reverencia frente a la Sagrada Eucaristía se debilita muchísimo por este motivo. Cuando no se muestra reverencia frente a lo más sagrado de lo sagrado, entonces también se debilita el amor a Dios y el amor al prójimo.

SOBRE LA COBARDÍA
¡Por cobardía, muchas personas cargan hoy con el peso de una culpa! Muchos se dan cuenta de que se encuentran en el camino equivocado, pero entonces interviene la astucia del demonio con: "Pero no puedo cambiar”. 

Un obispo dijo una vez: "¡Hasta aquí he llegado!", con respecto a distribuir la Comunión en la mano. Entonces, ¿por qué es tan cobarde de no prohibirla en su diócesis donde tiene el derecho y el deber de hacerlo? Probablemente otros obispos también lo harían si él lo hiciera, y si así fuera, harían mucho bien. 

Sí, aún se debe rezar y hacer muchos sacrificios por los obispos y sacerdotes para que adquieren coraje; ¡ese también es un acto de amor a Dios y al prójimo! No se queje de los obispos y sacerdotes que se han alejado del camino. ¡Quejarse no los hará mejores! En cambio, ¡por medio de la oración y el sacrificio sí puede salvarlos! Y uno puede también advertirles, recordarles y pedirles que hagan esto o aquello mejor. Sí, uno tiene el deber de hacerlo. Pero, una vez más, esto solo se permite si se hace con amor y bondad y no de forma cruel. Con amor y bondad se logran muchas cosas. Debemos pedirles a los obispos y sacerdotes, con cariño, que le recen mucho al Espíritu Santo. Así seguramente regresarán al camino recto.