Jesús a Luz de María, agosto 2016
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Pueblo Mío, deseo en este instante en especial, en que el mal se ha posesionado de tantas criaturas humanas, deseo que reciban la Sagrada Eucaristía en la boca.
MI CUERPO Y MI SANGRE DEBEN SER TRATADOS CON RESPETO, RECÍBANME EN LA BOCA, NO ME TOMEN EN LA MANO. ME DEJAN CAER SIN QUE LO NOTEN CUANDO LUEGO DE RECIBIRME EN LA MANO, LAS PARTICULAS DE MI SAGRADO CUERPO CAEN EN EL SUELO CUANDO BAJAN LAS MANOS CON DESCUIDO Y ME TIRAN POR TIERRA. (...) NO SABEN TRATARME E IGNORAN EL VALOR DE UNA SOLA PARTICULA DE MI SAGRADO CUERPO.
Pueblo Mío, Soy el Pastor que no descuida los detalles de Su Grey, Me adelanto y les prevengo para que no cometan errores por descuido.
Cuando se arrepienten de sus ofensas, les miro como la primera vez, y les amo más.
No teman ante lo venidero, teman el ofenderme.
Mi Madre no se separa de ustedes. Tengan fe, en este instante cada uno de Mi Pueblo tiene su carga. Unos padecen por los que viven en pecado; otros, por los moribundos para que se arrepientan; otros, por los que no reconocen sus errores; otros, por los que no desean cambiar y se empecinan en el pecado.
Cada uno es como el dedo de la mano, todos cumplen una función, pero todos pertenecen a Mí. Les conduzco, SOY SU SEÑOR, “SOY EL QUE SOY” (Ex 3.14).
Mi bendición es con cada uno de ustedes: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Su Jesús.