*Recordad que un Ave María puede detener una guerra

Mensaje de Nuestra Señora – María, Llena de Gracia
El Advenimiento del Nuevo Mundo
EL TIEMPO DE LA REALIZACIÓN DE LAS PROFECÍAS DADAS AL MUNDO


Queridos hijos, hoy, en el día del Señor, con mucho amor y cariño vengo a bendeciros en el Nombre del Padre, del Hijo y del Divino Espíritu Santo.

Unidos a la Santísima Trinidad, vamos juntos a buscar la verdadera Paz para el mundo.

Mis hijos, Mis hijos pequeñitos, hoy, en este día tan importante para mundo, día dedicado a la Misericordia de Dios sobre el mundo, vosotros debéis abrir más vuestros corazones para que Ella se extienda hasta él.

Rezad pidiendo a Dios que derrame sobre vosotros Su Gracia, vosotros todavía estáis sin fuerza, sin valor para creer realmente que los Avisos que llegan a vuestros oídos vienen del Cielo, creéis dudando.

No podéis soportar vuestros sufrimientos, cuando dudáis de Dios.

Sed humildes, Mis hijos, acoged los Avisos con vuestros corazones abiertos, Dios está derramando sobre el mundo Su Gracia y quien La acoge se fortalece, se prepara para no perder el grano de fe que tiene.

En este momento vosotros sólo tenéis este pequeño grano con el que nacisteis, no sabéis  cultivarlo porque vuestros corazones están hechos de tierra infértil; él para fecundar necesitó del Bautismo que debéis renovarlo todos los días de vuestra vida diciendo: “Señor, yo creo en ti.” Pero esto no sucede, porque sois indiferentes a Aquél que os creó. Os estáis comportando apenas como objetos que no tienen ningún deber por hacer. Por lo tanto, vuestra fe es como la fe de las piedras. La piedra no tiene sentimientos, no se mueve sola, es útil sólo si alguien la pega y la coloca donde tiene alguna función, en aquel momento es que ella sirve para ser cimiento de una construcción.

Como veis, Dios da valor a todo lo que crea, y lo más importante para el hombre es la vida que recibió de Dios, vosotros tenéis un gran valor para Él, Él os llena de sabiduría, de amor, os enriquece con Su Gracia, y hoy Él está derramando sobre vosotros Su Misericordia.

Vosotros sois el tesoro que Él mismo cuida, enseña, da calidad, da brillo, y guarda con mucho cariño para estar eternamente con Él. Hoy Él os quiere dar más belleza, mas no es esta belleza que vosotros conocéis en la Tierra, belleza sólo por fuera, Él os quiere dar belleza interior, la más bella, la más rica, que es un corazón que sabe acoger los Consejos del Padre, el corazón que se calla para oír, un corazón que sabe agradecer los Avisos del Cielo y prestar atención, hasta hacer la pregunta: “¿Por qué Dios nos está dando tantos Avisos?

En verdad Yo misma os respondo, Mis hijos, vosotros estáis en peligro de quedar asustados de repente y sin reconocer la Existencia de Dios y así iréis al Infierno.

Quien no cree en Dios pierde el Cielo.

El mundo hoy está tan violento, porque el hombre no cree con fe que Dios Existe y no Lo respeta —cada hombre quiere gobernar su vida, no acepta límites, no respeta las Enseñanzas del Cielo.

Dios cuida de lo que crea y Él os creó, sois criaturas, sois dependientes de la Gracia de Él, tenéis que hacer lo que Él os enseña, no podéis gobernaros a vosotros mismos. Si así continuáis, en esta desobediencia total, no iréis para el Cielo.
Estad atentos, es hora de volver a Casa, éste ya no es el momento de jugar con vuestra vida, pues vosotros jugasteis más, que tomar en serio vuestra travesía en la Tierra. Es hora de ordenar el corazón para entrar en el eternidad y en la eternidad tenéis dos opciones, el Cielo o el Infierno, no existen tres opciones. Por eso estad atentos, Dios no engaña a nadie. Es hora de escoger dónde queréis morar después que dejéis la Tierra, en el Cielo o en el Infierno, la decisión es vuestra.

Entonces vosotros ya sabéis que los Avisos del Cielo son Gracias que Él manda para quien se decide por el Cielo. Quien se decide por el Infierno no necesita de Avisos, porque los Avisos son alertas de peligro, son alertas para que el hombre esté atento y la mayor atención que debéis tener ahora es con las trampas del demonio, él os incentiva al pecado. El pecado es la causa de que muchas almas caigan en el Infierno.

El hombre que idolatra el pecado, lo hace porque no quiere el Cielo, y lo tendrá perdido cuando no se convierta de alguna manera.

Mis hijos, meditad sobre vuestro futuro, quien va al Infierno nunca más tendrá unión con Dios, nunca más será feliz.

Es preciso creer verdaderamente en la Existencia de Dios y aprender lo que Él enseña, es preciso luchar contra la impureza, es preciso desprenderse del pecado, pedir a Dios la sanación, no sólo de vuestras enfermedades, sino primeramente de vuestros corazones, la protección para vuestras almas, el merecimiento de un cuerpo glorioso, y de la Vida Eterna.

Entonces, vamos hoy a buscar en Dios esta ayuda para el mundo.

Hoy, el día en que Dios está derramando sobre el mundo entero Su última Misericordia para las almas de todos los pecadores. Esta Gracia que Dios está derramando hoy es para que todos procuren cultivar mejor la fe y se arrepientan de sus pecados antes de que sea tarde.

Debéis arrepentiros de vuestros pecados antes de que llegue la última hora de vuestro paso en la Tierra. Dios os está avisando que la última hora que está ahí, muchos mueren todos los días y no estaban preparados.

La preparación es cultivar más la fe para arrepentiros de los pecados y pedir perdón a Dios. Si vosotros no tenéis fe, no temeréis a Dios, no os arrepentiréis de vuestros pecados y acabaréis perdiendo la Salvación. Finalizado este tiempo, no habrá otro más para el mundo arrepentirse. Sólo habrá sufrimiento para los que no se arrepintieron. No es el fin del mundo, sino que es el fin del pecado en el hombre. Sólo será libre y feliz aquel que permanezca fiel a Dios. Ser fiel es humillarse y creer, respetar y obedecer los Mandamientos. Ser fiel es renunciar al pecado y solamente obedecer a Dios. Quien no escucha los Consejos de Él, no es fiel a Él, por eso los que se están haciendo los sordos son infieles a Dios.

Mis hijos, la Santa Palabra de Dios os revela hoy sobre la importancia de la fe. Vosotros oísteis que Jesucristo Se apareció a Sus discípulos después de Su Resurrección, ellos estaban reunidos en oración después que todo sucedió, ellos fueron bendecidos con la Presencia de Él deseándoles la Paz. Jesucristo les mostró las Manos heridas por los clavos en la Cruz y el Costado herido por la lanza.

Fue en aquella apertura del Costado herido por la crueldad del mundo, que Mi Divino Hijo derramó sobre el mundo Su Misericordia, Su Sangre y el Agua de Su Cuerpo. Con la Sangre Él os da vida y con el Agua, que representa al Divino Espíritu Santo, Él os dio el Bautismo, que hace de los hombres hijos de Dios. El Divino Espíritu Santo en aquel momento Se manifestó para todos los que aceptaron el Bautismo. Él os adoptó como hijos, por eso debéis valorar esta Gracia, la Misericordia Divina. Dios con vosotros en vuestras vidas os está salvando. Quien pisotea la Gracia de Dios pierde la Salvación.

La Sangre y el Agua que fluyen del Cuerpo de Mi Divino Hijo Jesucristo sustentan al hombre en dirección a la Salvación. Entonces fue por eso que Él Se mostró a Sus discípulos, dándoles instrucciones y enviándolos a todos los rincones de la Tierra a predicar el Santo Evangelio.

En aquel momento de Su Aparición a ellos, Él sopló sobre ellos Su Gracia, les dio el Espíritu Santo. Había todavía un discípulo que no estaba presente, era Tomás, y cuando supo lo que aconteció, dudó, le faltó la fe y entonces él hizo exigencias: si él no viese las marcas de los clavos y si no pusiese el dedo en las marcas de los clavos y no pusiese la mano en Su Costado, no creería.

Después de ocho días, Jesucristo estaba nuevamente con ellos en aquel lugar donde estaban con las puertas cerradas, Él Apareció allí entre ellos y les dijo: “La Paz sea con vosotros.” Después dijo a Tomás: “Pon tu dedo aquí y mira Mis Manos. Extiende tu mano y métela en Mi Costado. Y no seas incrédulo, sino fiel.”

Tomás respondió: “¡Mi Señor y Mi Dios!”

Y Jesucristo le dijo, “Has creído porque Me has visto. Bienaventurados los que creen sin haberme visto.” (Juan 20, 26-28).

Así, Mis hijos, quedó bien claro, no debéis exigir de Dios condiciones para creer. Sed humildes, no es que Dios quien necesita de vosotros, reconoced que sois criaturas y la criatura depende del Creador.

Dios hace muchos y muchos años está avisando al mundo que se va a derrumbar una parte de la Tierra, nadie está listo para dejar este mundo en la Tierra y entrar la Eternidad.

Agradeced a Él por esta última Misericordia y preparaos, de aquí en adelante nadie sabe quién va a dejar la Tierra primero.
Es mejor que todos os preparéis; todos, todos, todos. Tomad conciencia, nada llevaréis a no ser vuestras almas, vivid como si cada día fuese el último, esto es con el corazón totalmente entregado a Dios. Debéis pedir  a Él el perdón por vuestras culpas, así vosotros os sabréis preparar. Quien sobreviva, cada día tiene un poco más de tiempo para mejorar su vida. Quien lo va dejando sólo para el último día, puede no conseguirlo. Convertíos, convertíos.

Viene ahí para el mundo un terrible acontecimiento, muy pronto sabréis que Dios no engaña a nadie. Estad atentos. Amad a Dios sobre todas las cosas. Amad a vuestros hermanos y amaos a vosotros mismos no pecando.

Arrepentíos de vuestros pecados todos los días y estad listos para vuestro encuentro con Dios.

Pido al Divino Espíritu Santo que os ilumine y os proteja de todos los males que están frente a vosotros.

Es esto lo que vengo revelaros hoy para vuestra conversión. Estad atentos.

Rezad, rezad, rezad por los que están en desarmonía en la Tierra, poniendo vuestras vidas en riesgo. Estos están poniendo en riesgo vuestras vidas y desafiando el Poder de Dios. Estos sólo piensan en hacer guerras.

Rezad, rezad, rezad por los dos Santos Padres, los Papas Benedicto XVI y Francisco, por todo el Clero, por los religiosos y religiosas, por toda la humanidad.

Rezad por los ateos y paganos, ayudadlos con vuestras oraciones.

Rezad por la Santa Iglesia fundada por Jesucristo, todos unidos en esta hora, extended vuestras manos ayudándoos unos a otros.

Rezad por los países que están en desarmonía, poniendo en riesgo vuestras vidas y desafiando el Poder de Dios con guerras.

Recordad que una Ave María puede detener una guerra, rezad el Santo Rosario con fe, la Paz es lo más necesario para que el hombre reconozca que Dios Existe. Ayudad a los Santos Padres los Papas para recoger a las ovejas.

Yo os amo mucho y os cubro con Mi Manto de Amor.

Brasileros, unión y oración, afianzaos en las Manos de Dios.

Todas las naciones haced lo mismo.

Un gran peligro está cerca. Todos rezando.

Ahora os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Divino Espíritu Santo, la Madre de Jesucristo, el Salvador del mundo,

María, la Inmaculada Concepción.

Debéis reflexionar sobre el Evangelio de hoy: Juan 20, 19-31.

 07 de Abril de 2013 – Fiesta de la Divina Misericordia – 2º Domingo de Pascua