PAPA FRANCISCO“Representáis a la juventud de la Iglesia. Si la Iglesia es la mujer de Cristo, en cierto sentido, representáis el momento en que se hacen novios, la primavera de la vocación, la estación del descubrimiento, del examen, de la formación. Es una estación preciosa en la que ponen los cimientos para el futuro”.
El Papa dijo que la verdadera meta de los consagrados tiene que ser anunciar la alegría y la serenidad al mundo. Esto, añadió el Papa, es algo natural cuando se experimenta el consuelo y la ternura de Dios.
PAPA FRANCISCO“A veces me he encontrado con personas consagradas que tienen miedo del consuelo de Dios. Pobres hombres y mujeres que se atormentan porque tienen miedo de la ternura de Dios. No tengáis miedo, no tengáis miedo. El Señor, es el señor de la consolación, de la ternura. El Señor es Padre y dice que actuará con nosotros como una madre actúa con sus hijos, con ternura. No tengáis miedo del consuelo del Señor”.
Al final de la homilía, el Papa subrayó también la importancia de la pobreza. Dijo que Jesús envió a sus discípulos al mundo “sin bolsa, ni alforja, ni sandalias”. Y antes de marcharse, confió a los jóvenes seminaristas y novicias a la intercesión de la Virgen.