Innumerables son los favores que se nos refieren, que han
sido obtenidos por los devotos de las Almas del Purgatorio, por vías
completamente inesperadas, mediante los cien requiem rezados en su sufragio.
MODO DE PRACTICAR ESTA DEVOCION
Puede servirse de un rosario común de cinco decenas,
recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de
Requiem. Se empieza rezando el acto de contrición, un Padrenuestro y después una
decena de Requiem de esta forma:
-Dadles, Señor, el descanso eterno.
-y brille para ellas la luz perpetua.
R. Al final de la decena de Requiem se hacen invocaciones:
Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios
por nosotros, que rogamos por vosotras para que el Señor os dé su gloria. Amén.
Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de
Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José,
por la remisión de nuestros pecados, la libertad de las Almas del Purgatorio y
la conversión de los pecadores.
Amen.
Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de
cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.
(León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia).
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